No hay productos en el carrito.
Copia e impresión 3D
Parece ser un tema de actualidad. Es verdad que es previsible o por lo menos imaginable: las impresoras 3D abiertas y personales permiten romper el monopolio de la producción de objetos garantizado hasta hoy por la posesión de las herramientas de producción. Potencialmente, son capaces de reproducir casi cualquier objeto existente. Además, es muy probable que los diseños creados por los participantes de comunidades acostumbradas a compartir se publiquen en plataformas abiertas como Thingiverse.
Por lo tanto, es previsible: atacarán; para algunos ya está pasando: han atacado.
Pero ¿quién atacará? ¿Qué atacarán? ¿Cuáles serán los motivos? ¿Prohibirán las impresoras 3D? ¿Cerrarán con estándares y normas sus capacidades como lo intenta hacer 3D systems con su Cubify? ¿Se prohibirán las máquinas de hardware libre? ¿Pero cómo podría ser viable prohibir un uso popular de esas tecnologías ya difundidas en escuelas, universidades, museos, casas, empresas?
Creo que eso esas preguntas, aunque tal vez sea bueno plantearlas con antelación, ponen de relieve el potencial conflictivo de la impresión 3D antes incluso de que realmente se plantee. Algunos especialistas dudan incluso de la legitimidad de las dos denuncias que la impresión 3D ha sufrido hasta hoy. En lugar de asustarnos con una situación que no ha llegado, ganamos más en construir una comunidad libre y fuerte como norma – lo que está construyendo la impresión 3D – constituida por operadores, técnicos, hobbyist, diseñadores profesionales, etc. capaz de imponerse como el futuro de la producción.
A continuación, expondré lo que me parece ser los elementos claves del debate y propondré otra orientación a ello, que así se puede plantear:
– si existe una voluntad de limitación normativa de la impresión 3D personal, los intereses para ello provienen de una industria de producción de masa que no quiere evolucionar, como ha sido el caso de la industria cultural. Por lo tanto, en esta situación, es la capacidad de producción a nivel personal que se intenta limitar con el fin de conservar el monopolio de la producción que asegura la organización actual del mercado y de los beneficios. Para que este guión funcione, hace falta que se cumplan una serie de requisitos que no pienso sean hoy en día realistas, porque, como lo desgloso más abajo, las cosas cambian.
– Propongo considerar que el derecho de las marcas tal como está hoy asegura perfectamente la protección de los diseños y de los productos. El modelo de producción Open Source, norma del sector de la impresión 3D personal, es la prueba que la puesta a disposición de los diseños no impide la venta del producto. Por lo tanto, la impresión 3D personal, es decir la capacidad personal en re-producir un objeto, no es una amenaza. En cambio, el modelo Open Source debe imponerse como norma del sector de la producción.
El contexto
Nos situamos 12 años después de las primeras comunidades digitales (Wikipedia nace en 2000), 10 años después de la popularización de las licencias libres (la versión 1.0 de las licencias Creative Commons aparece en 2002). Hoy en día las lógicas del compartir han salido del ámbito digital para volverse la norma organizativa de numerosas comunidades físicas. Los negocios alternativos ya son modelos. La cultura libre ha entrado en las instituciones y por todas partes existen mentes ilustradas. El 1 y 2 de junio de este año, el Metropolitan Museum of Art ha abierto sus puertas a un grupo de artistas vinculados a la comunidad de la impresión 3D norte americana, para escanear y luego distribuir en Thingiverse los ficheros de numerosas obras del museo.
No se trata de negar los riesgos para nuestras libertades que han sido Hadopi y la ley Sinde, el intento de leyes PIPA y SOPA, el riesgo que hoy es ACTA – ahora que corrijo este texto, ha sido rechazado 🙂 -, y menos aún el papel fundamental, en Francia de La Quadrature du net, en España de la -Ex, sino de pensar que el movimiento se ancla tanto en los modos de hacer, a pesar incluso de las personas, que la « amenaza » se está volviendo la norma. El movimiento popular e internacional en contra de las leyes PIPA y SOPA es una prueba de ello.
La impresión 3D personal
Nace de un proyecto Open source, el proyecto RepRap. Hoy, las propuestas tecnológicas y comunitarias válidas del campo de la impresión 3D son Open source [1]. Por lo tanto, es un nuevo sector de producción entero que nace con la voluntad de protegerse para compartir.
No se trata de buscar nuevas formas de producir y hacer negocios para convencer y superar las resistencias o oposiciones. Las nuevas formas son la base del sector.
Las tecnologías
El aporte del compartir archivos musicales por ejemplo y la difusión de herramientas accesibles de edición, fundamentales para la emergencia de prácticas de Remix etc. si ha sido profundamente importante a nivel cultural, lo ha sido menos a nivel tecnológico. Su potencia performativa o de transformación parece menor que la de la impresión 3D en la cual se reconoce una tecnología disruptiva, es decir un potencial transformador que antes de nada, reside en su dimensión tecnológica y se reconoce inmediatamente. Antes incluso de pensar en sus virtualidades como herramienta de copia, se están identificando y propiciando sus usos.
El tipo de derecho
No se trata aquí, en la mayoría de los casos, de derecho de autor sino de derecho industrial que reúne el derecho de las marcas, las patentes y el derecho de los dibujos y modelos.
Los bienes
Aunque los diseños sean ficheros, no se descarga un archivo en 3D para su consumo inmediato sino para transformarlo en objeto. El objeto sigue teniendo un coste y abre la puerta a una serie de otras necesidades y mercados.
Además, bien se puede imitar un objeto, pero, de momento, levantarlo a 3D no es fácil y un escaner no es una tecnología barata. Las aplicaciones que permiten levantar un 3D a partir de una imagen son rudimentarias. Obviamente llegará, y es deseable, el momento cuando podamos, sacando una fotografía, levantar de forma instantánea nuestro diseño para imprimirlo. Sin embargo, de momento, sólo el conocimiento experto permite « copiar » un objeto desde su existencia física a su diseño en 3D.
Los « adversarios »
Parece ser que la industria de bienes manufacturados no es tan reacia al cambio y al replantear su modelo de producción como lo es todavía la industria musical. Las empresas de bienes manufacturados se equipan con máquinas de fabricación digital y de impresoras 3D.
Sin embargo, una pregunta preocupante aparece: para proteger el monopolio de la producción, la impresión 3D personal se podría ver legalmente limitada. Bajo una serie de pretextos, bien podríamos ver emerger una alianza entre fabricantes de impresoras 3D personales cerradas con lobbyies empresariales pactando normas que matarían la impresión 3D personal abierta. En este caso, se entendería que, la limitación técnica jugaría para cumplir con una legislación hecha a medida en contra de las personas.
Diseños valorados
Hoy en día, otro factor contribuye a invalidar el riesgo representado por la impresión 3D y las otras herramientas de fabricación digital personal: sus posibilidades técnicas. Aunque se mejoren y contribuyen también a la difusión de objetos de formas y acabados diferentes, es probable que tengamos que esperar una decena de años para tener en nuestras casas máquinas capaces de producir en materiales diferentes. La superficie de la zona de impresión de una impresora personal también determina las capacidades de reproducción de los individuos.
Al contrario la banalización de la capacidad de producir el objeto destaca la particularidad del diseño y contribuye a que surjan mercados de nicha que anteriormente no se podían satisfacer. Además, la posible desintermediación, – la capacidad de producción situándose del lado del usuario o del diseñador – aumenta las posibilidades de elección y de personalización del lado del usuario y las oportunidades del lado del diseñador. Aunque contribuya a modificar su papel, el diseñador está en el centro de este cambio.
Para concluir
Me parece hoy en día obvio que la norma de este nuevo mundo que se abre deba ser el Open source. En el Open Source, la copia es legal, pero el límite es la competencia y el valor añadido está en la calidad del producto y en su comunidad. La capacidad de reproducción está lejos de ser una amenaza cuando el producto está identificado y que incluso está protegido por el derecho de las marcas. Arduino puede ser reproducido pero el elemento copiado no es Arduino y Arduino, es, antes de nada, una comunidad. Y en el caso de la copia ilegal, está hecha a escala grande y no se ha esperado la llegada de las impresoras 3D para que exista.
El derecho de las marcas asociado a una legislación justa que diferencie entre escalas y usos sería el paso más pragmático y necesario a una integración equilibrada de la impresión 3D.
Aunque más allá de este primer paso, otro sería útil dar: destituir el paradigma de lo « original » y de « la copia ».
Nosotros, actores del sector y miembros de comunidades de Open Hardware, debemos ser responsables de su difusión y de su extensión para evitar cualquiera restricción impuesta a las tecnologías que desarrollamos y difundimos, estimando que contribuyen y contribuirán a una mejora de las capacidades creativas, y a un aumento de oportunidades económicas y sociales más justas de forma decentralizada y más horizontal.
[1] Contamos con numerosos proyectos de impresoras 3D comerciales fundadas sobre Reprap y por lo tanto abiertas: https://www.pearltrees.com/ultralab/impresoras-3d/id3953828. Además, según la edición 2012 de la encuesta de Jarkko Moilanen sobre la comunidad de la impresión 3D, 53,1% de los usuarios utilizan una impresora open source.